Spam: el ruido digital que nunca pedimos

Si internet fuera una gran ciudad, el spam sería como esos volantes que te dejan en la puerta o en los buzones en la portería del edificio, los anuncios que se encuentran pegados en las paredes de la ciudad o los megáfonos que gritan una oferta en cada esquina.
Esta manera de visibilizar una información puede ser molesta para muchas personas, a mí, me genera ruido, porque no lo pedí, no lo busqué, no lo necesito, pero están ahí, en el ambiente donde me muevo.
El spam se entiende como el envío masivo de mensajes electrónicos no solicitados, generalmente con fines comerciales, fraudulentos o para propagar contenido problemático, que busca inflar artificialmente la visibilidad de ciertos sitios o contenidos en los motores de búsqueda.
El spam es el correo o mensaje basura que inunda nuestras bandejas, buzones y notificaciones. Su función no es comunicarse, sino saturar. Donde hay spam, hay ruido; y donde hay ruido, la información pierde claridad.

Pero el spam no es solo una molestia técnica. Es también un problema cultural y comunicativo. En un entorno donde la atención es el recurso más valioso, estos mensajes compiten por segundos de tu mirada, fragmentando el flujo informativo y desgastando la confianza del usuario.
Abrir tu correo y encontrar cientos de mensajes ofreciendo productos milagrosos, invitaciones a inversiones dudosas o supuestas alertas bancarias falsas, hace que las personas caigan en la curiosidad y cada clic mal dado puede llevarte a un sitio peligroso o alimentar una base de datos que seguirá replicando el ciclo del spam.
No basta con filtros automáticos o bloqueadores; también necesitamos criterio humano para distinguir el mensaje valioso del ruido persistente, así, cada vez que eliminas un correo no deseado o marcas una cuenta sospechosa, estás haciendo más que limpiar tu bandeja: estás participando en la defensa del ecosistema informativo.
Luchemos juntos contra la desinformación. Visita: digitalia.gov.co y síguenos en redes: @digitalia_col
Por: Diana Socha Hernández
@dianasochacuenta